viernes, 1 de enero de 2010

Volviendo la vista atrás



En la Navidad de 2009 me hice muchos propósitos. He podido cumplir algunos de ellos, otros se me han resistido y, en un alarde de ingenio, he cumplido algunos que ni siquiera me había propuesto. Pero, en resumen, lo que deseaba hace un año era poder mirar hacia el año recién terminado con una sonrisa, o con tristeza, pero con esa tristeza nostálgica de quien ve marcharse un época que recordará con cariño. Supongo que ha llegado el momento de mirar atrás...


Los primeros meses del 2009 no fueron nada buenos, una vez más volví a tocar fondo. En los últimos años lo de tocar fondo una vez por año se ha convertido en una tradición, sólo para descubrir que el fondo puede venirse abajo en cualquier momento y mostrarte un pozo todavía más profundo. No nos engañemos, si el cielo es el límite por arriba, el infierno lo es por abajo. Nunca se acaba de tocar fondo, uno puede estar cayendo eternamente.

Yo creo que el Cielo y el Infierno están en la misma dirección, y que puedes ir a parar a uno u otro, cualquiera que sea tu propósito. Supongo que por eso, después de tocar fondo, me vi remontando el vuelo casi sin darme cuenta y empecé a sentirme vivo por primera vez en mucho tiempo, aunque fuera una ilusión. Llegaron los meses de transición hacia metas más altas, hacia lugares antes desconocidos, lejos de la tierra quemada.

Sí, ha habido buenos momentos, precedidos de angustia y ansiedad pero buenos momentos al fin y al cabo. Algo a lo que agarrarse si vuelven las vacas flacas, un bote salvavidas en medio del oceáno.

Es sorprendente cómo un año entero puede resumirse en una serie de imágenes, en unas cuantas sensaciones, en unos pocos recuerdos -buenos o malos- y cómo el resto de días caen en el olvido para siempre. Nos quedamos con lo más trascendente, con aquello que ha encontrado el camino hasta esa habitación de nuestra memoria, esa habitación llena de trastos viejos.


Uno de los propósitos que no he cumplido, y que más me ha dolido no cumplir -por increíble que parezca-, es el de aprender a escribir "con todos los dedos". Y me duele porque denota dos cosas: Falta de Voluntad y Falta de Atención, mis dos talones de Aquiles. Falta de Voluntad porque de todas las cosas que me propuse hace un año, ésta era tal vez la más fácil de llevar a cabo. No requería de un gran esfuerzo, o, en todo caso, de un gran esfuerzo al alcance de mi mano (nunca mejor dicho). Y Falta de Atención hacia esas cosas pequeñas de la vida, pequeñas en contraste con esas grandes empresas que nos proponemos. Puede parecer una tontería pero a veces descuidamos pequeñas promesas en detrimento de otras mucho más grandes pero que tan sólo son sueños, de los que además es difícil despertar.

Aunque este tema no lo tengo muy claro, lo de soñar a lo grande o soñar sueños pequeños y realizables. Dicen que llega más lejos el que que apunta a la luna que el que apunta a un árbol. Vale, pero, ¿qué duele más, caerse de un árbol o caerse de la luna? Creo que ahí está la clave, yo veo la vida como (uy, qué filósofico suena eso de "yo veo la vida como") una escalera hacia el cielo (anda, como Led Zeppelin) y que cuanto más subes más lejos estás del suelo, y por tanto más dura es la caída, ¿no? Por eso tememos vivir y nos quedamos al pie de la escalera mirando hacia arriba, hacia el cielo, preguntándonos qué habrá allá arriba pero sin atrevernos a verlo con nuestros propios ojos.

He llegado a la conclusión de que caerse de un árbol tiene que doler bastante, pero caerse de la luna tiene que ser maravilloso.


En cualquier, caso los propósitos no tienen, o no deberían tener fecha de caducidad. Lo que valía para el año pasado también vale para éste, y valdrá para el siguiente. Está claro que hay prioridades que no pueden hacerse esperar, como encontrar trabajo, por ejemplo. Uno de mis propósitos -aunque obviamente era una obligación disfrazada de propósito- era encontrar trabajo, y quizá eso haya sido lo peor del 2009. La verdad es que por unas cosas o por otras no he tenido suerte en esto del trabajo y este año pasado no ha sido una excepción. De acuerdo que es algo generalizado -la maldita crisis- pero en mi caso es algo que me genera mucha ansiedad, es una eterna lucha -difícil de explicar- que siempre tengo la sensación de haber perdido de antemano. Esperemos que en el 2010 todos encontremos trabajo, o el trabajo nos encuentre a nosotros.

Así pues, volviendo la vista atrás, ¿puedo sonreír al recordar el 2009? Bueno, el listón estaba tan bajo que a menudo me he tropezado con él así que tampoco era muy dificíl superar los años precedentes... pero algo no debe ser bueno en comparación con otra cosa, debe ser bueno por sí mismo, y punto. Así que supongo que a pesar de todas las vicisitudes no ha sido un mal año, puedo sonreír al mira atrás. Y lo que es mejor, puedo sonreír al mirar hacia delante, hacia el futuro, sea lo que sea que nos depare, porque aquello que no nos mata nos hace más fuertes, y porque estamos aquí, que no es poco. Y estar significa poder seguir soñando y seguir luchando por alcanzar nuestros sueños, dondequiera que estén.

Y porque lo importante son las personas, y si durante el año 2009 que ya se desvanece en el tiempo has conocido a una persona, aunque sea sólo una, que merezca la pena, que realmente lmerezca la pena, a una de esas personas a quien enganchar a tu alma con ganchos de acero, como decía Shakespeare, entonces seguro que habrá merecido la pena.


Al andar se hace el camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar.

Antonio Machado


lunes, 25 de mayo de 2009

La Mariposa




Creo que una de las primeras supersticiones de las que fui consciente fue aquélla de que si una mariposa blanca (¿tenía que ser blanca?) pasaba junto a ti era sinónimo de buena suerte. No sé si fue anterior o posterior a la del gato negro.
A veces me preguntaba qué pasaría si un gato negro y una mariposa blanca pasaran junto a mí al mismo tiempo, ¿se anularían ambos efectos?. También me preguntaba si contaba como buena suerte ver a una mariposa posada sobre una flor y pasar corriendo junto a ella... como el que no quiere la cosa.... ^^

Hace tiempo vi un capítulo de una serie de médicos llamada "Scrubs", una de mis series preferidas; humor surrealista mezclado con un poco de drama.
Me encanta porque aunque utilice el humor como excusa, como hilo conductor, al final de cada capítulo hay una especie de mensaje, de moraleja, y muchas veces me veo reflejado en alguna de esas reflexiones.

Uno de los capítulos trataba, a su manera, sobre el efecto mariposa o, dicho poéticamente; "El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar una tormenta en Nueva York".
Fue curioso la forma de enfocarlo. A ver si me seguís sin perderos por el camino, voy a intentar resumirlo;
El capítulo empieza con tres de los protagonistas mirando el vuelo de una mariposa, ésta planea y se posa sobre los pechos de una atractiva mujer (Ejem!), ahí comienza todo. Carla, la mujer de Turc, le grita a éste por quedarse mirando el pecho de la mujer (hombres! ¬¬). El otro protagonista, J.D, se asusta del grito y al volverse derrama una bandeja de café que había en el mostrador. El conserje, enfadado, tiene que ponerse a limpiar el desastre.
Entonces aparece en escena una de las médicas protagonistas, Elliot, buscando ayuda para encontrar el osito de peluche de una niña ingresada a la que le prometió que lo encontraría y que sin él no se siente segura (niños! ¬¬).
Se desencadena la tormenta; Turc (el que miraba la "mariposa") tiene que operar a un paciente pero se ha olvidado su pañuelo de la suerte, con él no ha perdido a ningún paciente y le dice a su mujer, Carla, que vaya a casa a por él. Cuando ésta llega a casa se encuentra una chocolatina debajo del sofá y cuando va a darle un bocado suena el teléfono; Elliot la necesita para encontrar el peluche así que Carla, sin darle un bocado a la chocolatina, se vuelve al hospital (es enfermera) y se olvida el pañuelo de Turc, su "pañuelo de la suerte".
Finalmente, Elliot no es capaz de encontrar el osito de peluche y falla a su paciente mientras que Turc, enfadado con Carla por haber olvidado su pañuelo de la suerte, va hacia el quirófano a operar a un hombre al que había que estirparle el bazo.

La operación sale mal, el hombre muere, Turc no puede hacer nada.......

De repente volvemos al principio del capítulo, el vuelo de la mariposa....

Esta vez la mariposa no aterriza sobre los pechos de una atractiva joven sino en el escote de un hombre un poco sospechoso que está sentado justo al lado. Turc y J.D desvían la mirada con cara de asco, Carla no grita y J.D no derriba la bandeja del café así que el conserje no tiene que ponerse a limpiar y cuando llega Elliot, buscando a alguien que la ayude a encontrar el osito de peluche, el conserje se ofrece a ayudarla.
Poco después Carla va a casa a por el pañuelo de la suerte de Turc y encuentra la chocolatina debajo del sofá pero esta vez el teléfono no suena (Elliot ya no la necesita porque el conserje la está ayudando a buscar el osito de peluche) y Carla le da un bocado a la chocolatina con las consiguientes arcadas (qué esperabas, estaba debajo de un sofá, un poco de por favor!!!).
Con cara de asco y ganas de vomitar se levanta corriendo para ir al baño y allí encuentra el pañuelo de la suerte de Turc.
Así pues, vuelve al hospital con el pañuelo "mágico" mientras Elliot y el conserje encuentran el osito y se lo entregan a la niña.
Turc acude al quirófano con su pañuelo de la suerte dispuesto a operar... poco después su paciente muere durante la operación, no ha podido hacer nada por él....

¿Creéis en la fatalidad, en que hay sucesos que son inevitables, que elijas el camino que elijas todos te llevan al mismo lugar? ¿Que no te puedes salir de tu carril y que aunque consiguieras hacerlo sería en vano? ¿Existe eso que llaman destino? Si existe, ¿se puede cambiar?
Hay días en los que pienso que el destino está escrito con tinta indeleble y otros días, sin embargo, pienso que se puede borrar y escribir encima, que con cada paso que damos, literalmente, nuestro destino y el de aquéllos que nos rodean cambia, se bifurca, gira, se ladea, se transforma, se expande...
Sobre la fatalidad recuerdo un relato llamado El Guardavías, de Dickens, uno de mis relatos preferidos. Un relato enigmático donde los haya.
En él se nos presenta a un guardavías que vive atemorizado por las "visitas" de un fantasma cuyas apariciones son sucedidas por terribles catástrofes. El fantasma parece prevenirle ante un peligro inminente pero no con la suficiente claridad como para que el pobre guardavías pueda evitarlo.
Así pues, asiste impotente a cada una de las tragedias que se suceden sin poder hacer nada, con la angustia vital que ello le conlleva, preguntándose porqué, si podía evitarse, el fantasma no le dijo cómo impedirlo, porqué lo eligió a él y no a alguien más capaz....
Finalmente, el fantasma vuelve una tercera vez para advertirle pero una vez más el guardavías asiste a una representación llena de desesperación por parte de su visitante, sin entender la raíz del peligro, y esta vez la tragedia se abate sobre la figura del guardavías que acepta impasible su destino, resignado, derrotado.... porque a veces, supongo, nos rendimos, nos dejamos llevar por la marea, dejamos de luchar, perdemos la batalla antes si quiera de empezar la guerra, pensamos que tal vez es el destino que merecíamos, por terrible que sea, y que no merecemos nada mejor....

Supongo que es mejor creer que somos dueños de nuestro destino y que todo el peso de éste recae sobre nuestros hombros, nuestros actos y nuestras decisiones.
Ser los únicos "culpables", para bien o para mal, es un pensamiento alentador porque nos hace sentirnos "libres", nos sentimos los capitanes de nuestro barco y no a merced de un océano caprichoso.
Y digo que es un pensamiento alentador porque, lo que de verdad me asusta es ese miedo que a veces me atenaza, esa sensación de fatalidad que a veces tengo, que todos tenemos alguna vez supongo, esa sensación de que hagas lo que hagas no hay remedio, no hay escapatoria, no depende de ti, de que en ocasiones, simplemente, no podemos cambiar nuestro destino porque somos atraídos hacia él sin poder hacer nada, nos arrastra con una fuerza irresistible y da igual si la mariposa se posa aquí o allá, da igual cuantos caminos y posibilidades se abran ante nuestros ojos, con pañuelo de la suerte o sin él, a veces, el final, es siempre el mismo.

A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para
evitarlo.

Jean de la Fontaine

jueves, 23 de abril de 2009

El largo camino hacia la felicidad



Porno emocional, como dice Ronan, pero esta vez sin censuras, la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, al fin y al cabo, ¿a quién le importa?


Cuando era pequeño era muy feliz. Mucho. Demasiado. A veces creo que venimos a este mundo con una cantidad de felicidad predeterminada y que cuando se acaba, se acaba. Como tener una cantimplora en el desierto, hay que dosificarla gota a gota porque una vez que se termina...

No recuerdo exactamente qué edad tenía en esta foto pero lo que sí recuerdo es a qué época pertenece, a la época en la que tenía la cantimplora llena.

Recuerdo claramente aquella época, mejor que épocas posteriores y volver a esa época, a mi niñez (mentalmente, claro), es como una vía de escape, como mi lugar mágico, no es algo que haga para torturarme, creo, sino para recordarme que se puede ser feliz y soñar como cuando eras niño, para recordarme el niño que un día fui, de dónde vengo y hacia dónde quiero ir.
Cuando eres pequeño la felicidad es más completa; supongo que es lo que tiene vivir en la ignorancia, ajeno a casi todo.

Oh! cuánto he cambiado... me pregunto si alguien que me conozca y entrara por casualidad en mi blog me reconocería por esta foto, ni yo mismo me reconozco, ay! qué gracioso era! ^^

Y ni hablar de mi personalidad, nada que ver. Entonces soñaba con alcanzar el cielo, pensaba que si mirabas la luna llena te quedabas atrapado en ella, me asustaba la oscuridad y creía que los futbolistas no lloraban (eso me decía mi padre para que dejara de llorar, y lo conseguía). Oh sí, pensaba todas esas cosas, ya lo creo. Un poco distorsionadas tal vez, sin forma pero con fondo.

Echo de menos aquella época.

Una vez leí un libro en el que un preso condenado a muerte hablaba sobre lo que él pensaba era la muerte. Según él, morir era volver a la época donde uno fue feliz, regresar allí y vivir para siempre. Nunca he olvidado esa idea, es demasiado romántica para tomarla en serio si quiera pero me encanta. También es una idea peligrosa; a veces creo que si se me apareciera un fantasma (como el de Dickens) para decirme que sí, que cuando me vaya podré volver a aquella época tan feliz... creo que renunciaría a esta vida tan miserable. Suena duro pero he prometido decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y cuánto duele la verdad, ¿no?

En lo que llevamos de año han pasado muchas cosas, cosas buenas y cosas malas pero en la balanza predominan las cosas buenas, después de todo. El problema es que a veces las cosas buenas vienen acompañadas de cosa malas, o, ¿cómo explicarlo? A veces el camino a la felicidad está lleno obstáculos, trampas y oasis.
Ahora entiendo porqué algunos simplemente dejan de luchar, se dejan llevar y se rinden, viven su vida en una silenciosa desesperación.... no es fácil encontrar el camino a la Felicidad, en el caso de que lo hubiera. Al fin y al cabo la felicidad es un concepto, no es un lugar real, un destino, un ciudad a la que uno pueda viajar en avión...

Pero la "no-felicidad", la infelicidad, es una carretera de una sola dirección hacia el infierno, donde, por cierto, hace mucho frío; nada de llamas ni fuegos, un frío que te cagas... te dicen que vayas en manga corta por lo del calor y luego venga, a pasar frío durante toda la eternidad porque claro, allí no hay tiendas de ropa. Ése es el castigo.

Ay! a veces la vida puede parecerse tanto al infierno...

Nunca he llevado bien lo de los cambios, supongo que es porque llevo tanto tiempo estancado en el mismo lugar que cuando ha llegado la hora de hacer las maletas y moverse se me ha olvidado por dónde sale el sol.
Los cambios son siempre difíciles al principio, cuesta dejar el camino por el que siempre has caminado para tomar otra ruta distinta que no sabes a donde lleva. Cuesta mucho. Al menos a mí me cuesta mucho, demasiado.
He empezado a hacer cosas que debería haber hecho hace muchos años, en mi otra vida, pero dicen que nunca es tarde. Y algunas de esas cosas me cuestan, oh sí, ya lo creo. A veces me pregunto si merecen la pena. Me gustaría que me dijeran si voy a llegar a la meta o si me voy a perder por el camino, para no perder el tiempo, para ahorrarme el sufrimiento. Pero supongo que la gracia está ahí, en no saber qué hay en la siguiente curva del camino.


Incluso el amor, o algo parecido al amor, con su misma ropa, se paseó delante de mi puerta durante unos días.

Ah! ha sido tan bonito...

La idea de encontrar a alguien lo cambia todo, te abre los ojos, como si alguien disparara una bengala en medio de la oscuridad e iluminara todo lo que te rodea mostrándote un mundo nuevo, sin sombras, tan cercano, llenándote de valor... pero la bengala se apaga con el tiempo y la oscuridad vuelve a abrazarte... pero sabes, no es la misma oscuridad, es una oscuridad mayor, más terrible. No puedes ver la luz y volver a vivir en las tinieblas, sencillamente no puedes, ¿puedes entender lo que quiero decir?

Desgraciadamente, el amor es un lujo que no me puedo permitir en este momento. O no me atrevo, al menos. Es difícil de explicar. Para amar y ser amado se requiere mucho valor que es algo de lo que no me queda.

Odio esa frase que dice "hay trenes que sólo pasan una vez en la vida..." joder pero qué clase de trenes son ésos ¬¬ ¿Por qué no pueden pasar una y otra vez hasta que los indecisos y los que tenemos miedo reunamos el valor para subirnos?. ¿Por qué? No digo que pasen eternamente pero necesito más tiempo...

Cuando me pasa algo bueno, y mucho más cuando me pasa algo malo, cojo impulso, cierro los ojos y corro, corro sin parar, sin detenerme ante nada, saltando los obstáculos que creía insalvables con una facilidad increíble, lo que antes eran montañas de problemas ahora convertidas en simples piedras, los océanos en charcos.. corro hacia delante sin mirar atrás lleno de esperanza, o desesperación, tanto monta monta tanto. Y de repente, cuando pierdo el impulso, cuando lo que sea que me impulsaba me abandona, como ahora me ha abandonado, abro los ojos y me encuentro perdido, sin saber dónde estoy exactamente, y con miedo, mucho miedo, miedo a lo desconocido.

Pero como decía antes, estas semanas pasadas no han estado del todo mal, mirando en perspectiva, muchas cosas han cambiado, otras cambiarán y algunas permanecerán igual, porque hay cosas que nunca cambian, simplemente algunas cosas me superan, escapan a mi capacidad, requieren de un esfuerzo del que carezco, o al menos así lo creo yo.

Aunque pensé que los cambios traerían algo de paz a mi espíritu, no ha sido así, qué irónico! Cambiar tiene un precio.... siento una ansiedad tan grande, tan tan tan grande que se hace difícil hasta respirar, es como si tuviera una soga alrededor del cuello. Una angustia vital que me consume, estoy en un estado de colapso mental, como si caminara por una cuerda floja.... y a veces quiero caerme.... Nunca me había sentido así, demasiados cambios, el miedo y la esperanza son un cóctel mortal.
Cuando más cerca estás más lejos parece, cuanto más lo intentas más difícil se hace, cuanto más arriesgas, más pierdes. Si te alejas de la soledad te quedas solo. Si decides vivir más mortal te sientes. Quiero y no puedo, puedo y no quiero. No veo el principio ni veo el final, a mitad de camino de ninguna parte...

Qué largo parece el camino hacia la felicidad....

Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te
encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas

Pablo Neruda

martes, 6 de enero de 2009

Se acabó el cuento de Navidad


La Navidad ha terminado, casi puedo sentir cómo el espíritu navideño deja mi cuerpo un año más. He sopesado la posibilidad de secuestrarlo y pedir rescate por él pero creo que lo mejor es dejarlo marchar. Durante el resto del año debemos apelar a nuestro propio espíritu, y si no lo tenemos debemos buscarlo porque sin espíritu es difícil sobrevivir.


No sé si son los residuos de la Navidad pero creo que este año será un gran año. Supongo que todos pensamos igual cuando comienza un nuevoaño, no puede ser de otra manera, hay que ser optimista.
Por supuesto uno debe poner de su parte, no debe dejar las cosas al azar (aunque éste se presenta cuando uno menos se lo espera) debe ser optimista, positivo, valiente... enfrentarse a sus miedos, porque si no te enfrentas a tus miedos éstos acaban devorándote, no puede ser de otra forma. No se puede vivir huyendo porque tarde o temprano te alcanzan. Así he vivido durante mucho tiempo.
Aunque claro, es más fácil decirlo que hacerlo, a la hora de la verdad las cosas no son tan fáciles como parecen, a veces requieren de un esfuerzo que uno no puede permitirse o, simplemente, se atreve a hacer. No todos somos iguales, ni vivimos la misma vida.
Todos nos hacemos propósitos para el año que empieza, todos pensamos que éste será el año en el que se cumplan todos nuestros sueños. Creo que en lo personal todos queremos lo mismo, salud, amor, ect... es normal. Pero cada uno tiene sus prioridades, sus puntos débiles a mejorar.
Yo por ejemplo quiero cambiar algunos hábitos, ser más optimista, positivo, más ambicioso. Necesito encontrar un trabajo que me proporcione estabilidad. Tengo que salir más, no decir siempre "No gracias, no me apetece". Conocer gente, divertirme más, dedicar más tiempo a las cosas que me gustan (leer, tocar la guitarra, ect). Estudiar más, tomármelo más en serio. Acostarme antes, obligarme a dormir lo necesario para no parecer un Zombie por las mañanas. Menos Internet y más salir a la calle, al mundo que espera ahí afuera. Menos ansiedad y comeduras de tarro y más seguridad en mí mismo, más confianza. más autoestima.... menos sueños despiertos y más realidad, no es bueno dejar volar la imaginación a lugares de los que es imposible volver.
Puestos a pedir, también me gustaría aprender mecanografía, a escribir con todos los dedos y no sólo con 3 que parezco E.T.E! Me gustaría viajar a algún lado, hacer algún curso de nutrición, conocer gente, volver a estudiar inglés (esto lo dejaremos para otro año), montones de cosas....
Como dije en mi anterior entrada, me gustaría que en las próximas Navidades pueda mirar atrás y sonreír, o sentir pena porque ha sido un gran año y se acaba.
Las personas necesitamos sentirnos realizadas, sentir que evolucionamos y no nos estancamos. Necesitamos sentir esperanza, tener una meta, una misión, un objetivo, algo a lo que agarrarnos, algo que nos motive y nos ayude a seguir adelante. Necesitamos también tener a alguien cerca, saber que no estamos solos, que siempre tendremos un hombro en el que apoyarnos, alguien a quien acudir en busca de compresión... así ha sido siempre y siempre será así. No se trata de dependencia, se trata simplemente de que las personas nos necesitamos.

En fin, otra vez me he puesto trascendental... sólo necesitaba escribir.
El año que viene veremos cómo ha sido este año recién nacido, veremos dónde quedaron nuestros sueños y esperanzas, si se cumplieron o si se las llevó el viento. Si cometimos los mismos errores o aprendimos la lección. Si el amor llamó a nuestra puerta, si avanzamos o retrocedimos, si evolucionamos hacia una persona mejor, más completa. Si encontramos lo que buscábamos o si perdimos lo que ya teníamos....
Espero que estemos todos para averiguarlo.
"...y por si no volvemos a vernos: buenos días, buenas tardes y buenas noches. (El Show de Truman)"

jueves, 25 de diciembre de 2008

Navidad, dulce Navidad


La Navidad es mi época del año preferida, lo ha sido siempre y lo sigue siendo. Es el momento del año en el que soy capaz de creer en milagros, cuando mi optimismo sale a la luz y deja mi pesimismo a la sombra durante unos días.

La Navidad del año pasado fue la peor que recuerdo, una Navidad sin luces, sin magia... vacía. Es como si fuera el presagio de lo que me iba a deparar el 2008. No ha sido un gran año, no es que haya sido el peor de mi vida pero creo que esperaba más.

Quizá la Navidad sea un anticipo de lo que te espera durante el año como esos ganaderos que saben el tiempo que hará simplemente observando el cielo durante un determinado momento del año, quién sabe.
He tenido la suerte de tener un infancia relativamente buena y recuerdo con mucho cariño aquellos años.

Es verdad que en Navidad es cuando más noto la ausencia de todos aquellos seres queridos que ya no están. No es que no lo haga durante el resto del año pero en Navidad su ausencia es visible. Echo de menos a mi padre, a mi abuelo y, sobre todo, a mi abuela. Ya son dos Navidades sin ella y se da la circunstancia de que es la persona con la que he pasado todas las Nochebuenas y Nocheviejas de los últimos 15 años por lo menos, hasta que se fue hace dos años. La Navidad no es lo mismo sin ella.

También es inevitable pensar en todas esas personas que no pueden celebrar la Navidad, en todos esos niños para los que Papa Noel o los Reyes Magos nunca han existido, ni siquieran han tenido la oportunidad de creer en ellos. Hay mundos dentro de éste donde no existe la magia.

Ay! la Navidad es una época bonita para ser feliz, para soñar con un futuro mejor, para acumular esperanzas para cuando llegue la sequía.

Esta mañana no me he despertado con esa ilusión tan propia de los niños que buscan lo que el señor de la barba blanca les ha dejado por haber sido buenos. No, en el mundo de los adultos Papa Noel no tiene trineo, ni renos, incluso es posible que no tenga ni casa, ni sueños ni nada de nada. Hay muchos "Papanoeles" viviendo en la calle.

En cualquier caso he de decir que ayer lo pasé realmente bien, hacía mucho que no me reía tanto, fue una cena agradable. Estábamos mi madre, mi hermana, sus respectivos novios y yo y lo pasamos en grande. Después de la cena nos sentamos en el salón y, con unas copas de más (Glups), nos pusimos a jugar a un juego llamado Buzz que es una especie de trivial pero monotemático (de cine en este caso). Yo con una copa ya voy contento y suelo ser bastante graciosillo ^^ así que nos divertimos mucho y por cierto, gané yo (sí vale, haciendo más trampas que Espinete pero oye! no era yo, era el "alcojol" que corría por mis venas).

Recuerdo cuando mi hermana, cuando éramos niños, me desveló uno de los secretos mejor guardados de la humanidad. Creo que una amiga suya del colegio le había dicho que..... (niños, taparos los ojos) "los Reyes eran los padres" y mi querida hermana, generosa ella, decidió hacerme participe de ese saber universal. Ella tenía 3 años más que yo así que me robó 3 Navidades!!!

La conversación fue más o menos así;

Mi hermana; Isra, tengo que contarte algo. Escucha, los Reyes Magos no existen, son los padres!

Yo; ¿Los padres de quién?

Mi hermana; Los nuestros tonto!

Yo; ¿Nuestros padres son los Reyes? (Y yo con estos pelos!!!) ¿En serio??? ¿Y cómo hacen para repartir todos esos regalos a los niños de todo el mundo si nuestro coche se cae a pedazos?(Yo ya estaba flipándolo)

Mi hermana; A ver, que no te enteras! Los padres de cada familia compran los regalos a sus hijos.

Yo; Entonces, ¿qué pintan los Reyes Magos en todo esto, qué hacen ellos si no reparten los regalos?(No acababa de pillar el concepto).

Mi hermana; Que no coñ... que no existen! Los Reyes no existen.

Y0; Sí claro, ¿y encima de quién me senté yo el otro día a leerle mi carta con lo que quiero que me traigan este año? Un "escalestris", un "Jiman".... (Yo a lo mío)

Mi hermana; Pues alguien disfrazado de Rey Mago que necesitaba trabajo.

Yo; Pero, si no existen, ¿quién lleva todos esos regalos a los niños de todo el mundo? (Que no, que no lo pillo).

Mi hermana; Pero mira que eres tonto hermanito...

Yo; Madre mía cuando se entere Papa Noel de que no tiene competencia...

Mi hermana; Papa Noel tampoco existe, son los padres...

Yo; ¿También? ¿Pero hay algún papel que no se hayan cogido.... y el Ratoncito Pérez?

Mi hermana; También. (Esto no me afecto tanto porque a mí la idea de que una rata gigante que colecionaba dientes entrara en mi habitación de noche no te creas que me hacia mucha gracia. El dinero lo cogía, con asco, pero lo cogía).

Yo; ¿Y el del tiempo, también son los padres? ¿Y tú, eres realmente mi hermana? Mamá!!! (y me fui corriendo tapándome los oídos).

Cuando uno descubre que los Reyes Magos no existen deja de ser un niño, o al menos una parte de esa niñez desaparece para siempre. Sigue siendo una época genial, está claro, pero ya no es igual, al menos en mi caso.

En Navidad, y con la llegada del invierno, me vuelvo más melancólico si cabe, me embarga una sensación de tristeza que me cala hasta los huesos, se apodera de mí y no me la puedo quitar de encima y la verdad es que no me desagrada, no sé cómo explicarlo pero veo las cosas de otra manera, al menos durante unos días.

Estos días he estado releyendo todas las entradas que he escrito, cómo pasa el tiempo. Es un hecho el que cada vez que escribo en mi blog, salvo alguna excepción, es porque estoy algo decaído y necesito escribir lo cual puede dar una imagen de mi algo deprimente pero, ¿a quién le importa?, es una manera como otra cualquiera de desahogarse y lo seguiré haciendo.
Leyendo cada entrada me he teletransportado al momento en que la escribí y he vivido lo que sentía por aquel entonces, lo que me preocupaba, lo que me agobiaba.
Lo que escribo se puede resumir en dos categorías.
"Experenciales"; Cosas que me han pasado o me están pasando (desde mi punto de vista algo distorsionado).
"Reflexionales"; Cosas que me preocupan en ese momento que pueden no tener relación conmigo pero que me han dado que pensar, reflexiones subjetivas sobre algo o alguien.

También he vuelto a leer los comentarios, algunos están llenos de sabiduría cibernética y porqué no decirlo, me han vuelto emocionar (que no, que no estoy llorando es que se me ha metido algo en el ojo!).

En fin, el 2008 quedó atrás, ahora pertenece al recuerdo o al olvido y ante nosotros aparece el 2009 lleno de incertidumbre, de sombras, de sueños y esperanzas....

No espero mucho de este año 2009 aunque nunca se sabe, igual es un gran año. Desde luego voy a intentar que lo sea.

Si pudiera pedir un deseo, un deseo egoísta, un deseo para mí.... si pudiera pedir uno, tan sólo uno... pediría que el año que viene, cuando llegue la Navidad, pueda mirar hacia atrás, hacia el 2009, con una sonrisa, por una vez quiero mirar atrás y sonreír.

A todos los que han pasado alguna vez por este blog, a los que siguen haciéndolo, a los que alguna vez lo harán.... OS DESEO UNA FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓS... un momento!!! (ruido de frenazo en seco), ese dicho está muy usado ya.. (un poco de originalidad por favor!).

OS DESEO QUE SEÁIS FELICES, QUE SE CUMPLAN TODOS VUESTROS SUEÑOS, QUE EL AÑO QUE VIENE TODOS ESTÉIS POR AQUÍ Y POR ALLÁ, QUE LA VIDA OS TRATE BIEN Y QUE TODOS AQUÉLLOS A QUIENES QUEREÍS RECIBAN LO MISMO, COMO UNA CADENA GIGANTE, COMO LAS CUERDAS DE UNA GUITARRA.

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

viernes, 5 de diciembre de 2008

125 pesetas

Últimamente ando un poco decaído, la tristeza se ha vuelto a colar en mi vida, espero que sea sólo una visita pasajera.

El caso es que por una vez no voy a acudir a mi blog a escribir una entrada deprimente. No, esta vez voy a sacar del armario de mi memoria un recuerdo al que le tengo mucho cariño, uno de esos recuerdos que echa raíces y ni el viento más fuerte puede llevarse, de ésos que permanecen hasta el final y que de vez en cuando salen a la superficie. No es gran cosa pero para mí tiene algo especial....


Tenia 7, 8... 9? años, no lo recuerdo exactamente. Desde pequeño he tenido una memoria asombrosa, sin embargo tenía lagunas, olvidaba algunas cosas, en algún lugar de mi memoria había un pequeño agujero por donde se fugaban.

Creo que iba a 4º curso, la profesora llevaba varios días detrás de mí porque se me había olvidado traer el dinero para pagar.... para pagar, qué? Oh, no lo recuerdo, importa acaso?

No sé cuántas veces se me olvidó hasta que llegó aquel día, varias veces supongo.


Acabábamos de entrar a clase y de repente la profesora pronunció mi nombre y yo me levanté (como mandaba el protocolo). Entonces me preguntó si por fin había traído el dinero... no me podía creer que se me hubiera olvidado otra vez! Simplemente no lo podía creer! Me sentí tan mal que le dije que sí, que lo había dejado encima de su mesa justo al entrar del recreo (cinco minutos antes). Ella miró encima de su mesa y oh! sorpresa, allí no había nada (nada por aquí, nada por allá).

La profesora me dijo que no había nada y yo le dije que sí, que nada más entrar lo había dejado en su mesa. Ella empezó a preguntar si alguien lo había visto... para entonces yo estaba de los nervios, no podía creer que estuviera haciendo algo así, me sentía fatal.


Debo decir que yo era, posiblemente, uno de los alumnos más buenos de todo el colegio, de los que no habían roto un plato en su vida. La profesora siguió buscando y preguntado quién había cogido mi dinero. Me preguntó, creo, si estaba seguro de haberlo dejado. Creo que llegó un momento en el que estuve a punto de "rendirme". Entonces, un compañero llamado "A" levantó la mano y dijo, "sí, yo lo he visto dejar el dinero". Me quedé alucinado, por poco se me escapa un "¿en serio?". Si había alguien más bueno que yo en todo el colegio ése era él, "A". Ante esto la profesora no podía hacer nada y, por si fuera poco, una chica llamada "M.P" levanto su mano y dijo, "sí, yo también he visto como lo dejaba".


"¡A ver si realmente lo he dejado y no me he dado cuenta!", pensé.


Me quedé alucinado, y un poco trastornado también. No recuerdo cómo acabó todo, la profesora lo dejó estar pero no castigó a la clase por culpa de el que había "robado" el dinero, quizá se olía algo.


Por cierto, creo que eran 125 pesetas, más o menos.


Después de aquello nunca le pregunté a mis dos "testigos" presenciales por qué lo hicieron, ni ese día, ni al día siguiente, ni nunca... jamás.

Quizá, de alguna manera, me di cuenta de que ellos, en realidad, SÍ creían que yo había dejado el dinero, al fin y al cabo apostaban a caballo ganador, alguien como yo no mentiría en una cosa así, no necesitaron ver para creer. Por esa razón, supongo, nunca les dije nada. No quería ver la decepción en sus ojos, que habían mentido por un mentiroso. O quizá no les dije nada porque en cuanto terminó la clase me fui a jugar al fútbol con mis amigos y lo olvidé, al fin y al cabo era un niño y la moral, la decepción.. eran conceptos ajenos a mi existencia.


No mentí por ahorrarme 125 pesetas, lo hice por miedo, porque el miedo nos lleva a actuar así, porque a veces preferimos avanzar a trompicones que retroceder, porque a veces no queremos reconocer que una vez más se nos ha olvidado el dinero, que hemos vuelto a fallar.


Al día siguiente le llevé el dinero a mi profesora pero no lo aceptó.


Han pasado muchos años de aquello y aunque he intentado no romper ningún plato creo que alguno se me ha caído, sin querer, al suelo. Pero, ¿quién no ha roto un plato alguna vez?.
Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver.

Proverbio judío

domingo, 16 de noviembre de 2008

Las cuerdas de la guitarra


Cuando tenía 19 años me compré una guitarra. Después de pensarlo mucho me decidí, ojalá lo hubiera hecho antes. Poco después busqué un profesor de guitarra y empecé a dar clases.

Si alguien me dijera que todo esto me ocurrió en otra vida le creería porque hay cosas que parecen tan lejanas como las estrellas.

Fue una época difícil aunque, de alguna manera, la recuerdo con cariño porque por aquel entonces tenía sueños, sueños de verdad. Recuerdo mi primera clase de guitarra. Recuerdo que mi profesor me dijo que tenía manos de guitarrista. Recuerdo el lugar donde dábamos clase, hacía frío, era una especie de casa antigua muy misteriosa a su manera. Recuerdo muchas cosas. Recuerdo también lo que me explicó mi profesor de que cuando pulsas una cuerda de la guitarra las vibraciones se transmiten de una a otra, me hizo pensar en que las personas somos como cuerdas de guitarra y que de alguna manera estamos entrelazados, nuestras vibraciones se trasmiten.
Me ha hecho gracia cuando alguna vez, por ejemplo, llego a un blog de casualidad y dejo un comentario. Luego el dueño de ese blog se pasa por el mío y entonces decide entrar en el blog de otra persona que ha comentado antes en mi blog y a su vez alguien que viene después entra en el blog de este último y…… y bueno, se entiende la idea, ¿no?

A nivel cibernético somos como vibraciones, como cuerdas de guitarra, como carreteras que vamos abriendo camino para que otros circulen por ellas y lleguen hasta otros.... puentes, somos como puentes.
Pero éste no es el tema del que quería hablar aunque puede que sea más interesante.

La guitarra se convirtió en una obsesión, pensaba que había encontrado algo que me haría sentirme mejor pero fue bastante frustrante. Por un lado mi profesor, que hizo todo lo que pudo por mantenerme motivado, diciéndome que tenía mucho talento, que podía ser un gran guitarrista. Por otro lado mi miedo a tocar en público o a acudir a clases con más gente lo que me hacía estar tan nervioso cuando tocaba delante con público que me equivocaba más de lo normal y acababa totalmente desencantado…
Aquella época fue difícil, la adolescencia, o el final de ella, siempre es complicada. Puedo decir tranquilamente que tocar, componer, ser un buen músico es la segunda cosa que más he deseado en esta vida pero con el tiempo hice algo que nunca creí que haría, dejé de tocar.
Fui dejándolo poco a poco hasta que murió mi abuela, entonces lo dejé del todo, me volví a mi casa (por entonces vivía con mi abuela) y desde entonces, hace dos años ya, han estado (eléctrica y española) a los pies de la cama como estatuas de piedra, dormidas… hasta hace un mes.

Un sábado me llamó mi amigo por teléfono, se puso a hablarme de algo pero sabía que me había llamado para otra cosa, lo notaba en su voz y al fin me lo dijo. “Oye, porque no quedamos y empezamos a tocar, tu tocas y yo canto, a ver qué sale, puede ser divertido, ¿qué te parece?”.
Vaya por delante que lo que menos me apetecía era volver a tocar la guitarra porque me traía malos recuerdos, porque era como una puerta cerrada hacía mucho tiempo y porque sabía que sería inútil volver a intentarlo ya que no tenía metas ni motivaciones y sería una pérdida de tiempo. Le dije que sí porque tengo problemas para decir que no y porque era una buena excusa para volver a mi amigo de toda la vida al que había visto sólo unas 5 ó 6 veces durante los últimos años, increíble pero cierto... la distancia es el olvido.

¿Cómo he podido estar dos años sin tocar la guitarra, porqué renuncié a mi sueño? ¿Por qué?

Volver a ver a mi amigo ha sido genial, nos reímos tanto que a veces creo que me va a dar un ataque al corazón. Siempre hemos tenido esa facilidad para hacernos reír con cualquier chorrada. Nos entendemos con la mirada, a veces no hace falta decir nada. Después de habernos visto tan poco en los últimos tiempos es agradable volver a compartir tiempo juntos. Me dijo un día que era increíble, que parecía que el tiempo no había pasado por nosotros, como si nada hubiera cambiado. Y así es aunque hay cosas que sí han cambiado, por desgracia.

Y volver a tocar también ha sido genial. Al principio fue raro pero poco a poco he ido cogiéndole el punto e incluso me decidí a llamar a mi profesor del que hacía tiempo no sabía nada. Fue agradable hablar con él, me "riñó" otra vez por ser tan dejado, me dijo que podía, que todavía tenía tiempo, que no debería haber estado tanto tiempo sin tocar, que volviera a hacerlo... no sé, sentía que tenía que llamarlo. Ahora no tengo dinero ni ganas de ir a clases de guitarra, practicaré por mi cuenta, sin prisas, sin presión, sólo por el placer de tocar.


Más allá de todo lo que he escrito, más allá del hecho en sí de volver a tocar la guitarra está lo que representa, lo que es dejar algo de lado, algo con lo que uno disfrutaba, sentirte frustrado y fracasado y volver a intentarlo de nuevo. Lo que significa volver a encontrarse con un amigo y como el horizonte, cuando se abre de nuevo ante nosotros, puede asustarte hasta el punto de querer hacerte retroceder, rebobinar y decir "No quiero abrir esa puerta".

Y sobre todo, como todo esto puede abrir viejas heridas que parecían cerradas, como algunos recuerdos enterrados y algunas sensaciones olvidadas pueden volver al presente, como el salir al mundo cual mariposa salida de una crisálida puede ser tan doloroso y aterrador (exagerando un poco) y hasta qué punto la vida puede ser un círculo, un ciclo que se repite una y otra vez, un bucle del que hay que intentar salir para no permanecer atrapado para siempre.


"Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me
encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan
las campanas; doblan por ti."

John Donne