jueves, 23 de abril de 2009

El largo camino hacia la felicidad



Porno emocional, como dice Ronan, pero esta vez sin censuras, la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, al fin y al cabo, ¿a quién le importa?


Cuando era pequeño era muy feliz. Mucho. Demasiado. A veces creo que venimos a este mundo con una cantidad de felicidad predeterminada y que cuando se acaba, se acaba. Como tener una cantimplora en el desierto, hay que dosificarla gota a gota porque una vez que se termina...

No recuerdo exactamente qué edad tenía en esta foto pero lo que sí recuerdo es a qué época pertenece, a la época en la que tenía la cantimplora llena.

Recuerdo claramente aquella época, mejor que épocas posteriores y volver a esa época, a mi niñez (mentalmente, claro), es como una vía de escape, como mi lugar mágico, no es algo que haga para torturarme, creo, sino para recordarme que se puede ser feliz y soñar como cuando eras niño, para recordarme el niño que un día fui, de dónde vengo y hacia dónde quiero ir.
Cuando eres pequeño la felicidad es más completa; supongo que es lo que tiene vivir en la ignorancia, ajeno a casi todo.

Oh! cuánto he cambiado... me pregunto si alguien que me conozca y entrara por casualidad en mi blog me reconocería por esta foto, ni yo mismo me reconozco, ay! qué gracioso era! ^^

Y ni hablar de mi personalidad, nada que ver. Entonces soñaba con alcanzar el cielo, pensaba que si mirabas la luna llena te quedabas atrapado en ella, me asustaba la oscuridad y creía que los futbolistas no lloraban (eso me decía mi padre para que dejara de llorar, y lo conseguía). Oh sí, pensaba todas esas cosas, ya lo creo. Un poco distorsionadas tal vez, sin forma pero con fondo.

Echo de menos aquella época.

Una vez leí un libro en el que un preso condenado a muerte hablaba sobre lo que él pensaba era la muerte. Según él, morir era volver a la época donde uno fue feliz, regresar allí y vivir para siempre. Nunca he olvidado esa idea, es demasiado romántica para tomarla en serio si quiera pero me encanta. También es una idea peligrosa; a veces creo que si se me apareciera un fantasma (como el de Dickens) para decirme que sí, que cuando me vaya podré volver a aquella época tan feliz... creo que renunciaría a esta vida tan miserable. Suena duro pero he prometido decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y cuánto duele la verdad, ¿no?

En lo que llevamos de año han pasado muchas cosas, cosas buenas y cosas malas pero en la balanza predominan las cosas buenas, después de todo. El problema es que a veces las cosas buenas vienen acompañadas de cosa malas, o, ¿cómo explicarlo? A veces el camino a la felicidad está lleno obstáculos, trampas y oasis.
Ahora entiendo porqué algunos simplemente dejan de luchar, se dejan llevar y se rinden, viven su vida en una silenciosa desesperación.... no es fácil encontrar el camino a la Felicidad, en el caso de que lo hubiera. Al fin y al cabo la felicidad es un concepto, no es un lugar real, un destino, un ciudad a la que uno pueda viajar en avión...

Pero la "no-felicidad", la infelicidad, es una carretera de una sola dirección hacia el infierno, donde, por cierto, hace mucho frío; nada de llamas ni fuegos, un frío que te cagas... te dicen que vayas en manga corta por lo del calor y luego venga, a pasar frío durante toda la eternidad porque claro, allí no hay tiendas de ropa. Ése es el castigo.

Ay! a veces la vida puede parecerse tanto al infierno...

Nunca he llevado bien lo de los cambios, supongo que es porque llevo tanto tiempo estancado en el mismo lugar que cuando ha llegado la hora de hacer las maletas y moverse se me ha olvidado por dónde sale el sol.
Los cambios son siempre difíciles al principio, cuesta dejar el camino por el que siempre has caminado para tomar otra ruta distinta que no sabes a donde lleva. Cuesta mucho. Al menos a mí me cuesta mucho, demasiado.
He empezado a hacer cosas que debería haber hecho hace muchos años, en mi otra vida, pero dicen que nunca es tarde. Y algunas de esas cosas me cuestan, oh sí, ya lo creo. A veces me pregunto si merecen la pena. Me gustaría que me dijeran si voy a llegar a la meta o si me voy a perder por el camino, para no perder el tiempo, para ahorrarme el sufrimiento. Pero supongo que la gracia está ahí, en no saber qué hay en la siguiente curva del camino.


Incluso el amor, o algo parecido al amor, con su misma ropa, se paseó delante de mi puerta durante unos días.

Ah! ha sido tan bonito...

La idea de encontrar a alguien lo cambia todo, te abre los ojos, como si alguien disparara una bengala en medio de la oscuridad e iluminara todo lo que te rodea mostrándote un mundo nuevo, sin sombras, tan cercano, llenándote de valor... pero la bengala se apaga con el tiempo y la oscuridad vuelve a abrazarte... pero sabes, no es la misma oscuridad, es una oscuridad mayor, más terrible. No puedes ver la luz y volver a vivir en las tinieblas, sencillamente no puedes, ¿puedes entender lo que quiero decir?

Desgraciadamente, el amor es un lujo que no me puedo permitir en este momento. O no me atrevo, al menos. Es difícil de explicar. Para amar y ser amado se requiere mucho valor que es algo de lo que no me queda.

Odio esa frase que dice "hay trenes que sólo pasan una vez en la vida..." joder pero qué clase de trenes son ésos ¬¬ ¿Por qué no pueden pasar una y otra vez hasta que los indecisos y los que tenemos miedo reunamos el valor para subirnos?. ¿Por qué? No digo que pasen eternamente pero necesito más tiempo...

Cuando me pasa algo bueno, y mucho más cuando me pasa algo malo, cojo impulso, cierro los ojos y corro, corro sin parar, sin detenerme ante nada, saltando los obstáculos que creía insalvables con una facilidad increíble, lo que antes eran montañas de problemas ahora convertidas en simples piedras, los océanos en charcos.. corro hacia delante sin mirar atrás lleno de esperanza, o desesperación, tanto monta monta tanto. Y de repente, cuando pierdo el impulso, cuando lo que sea que me impulsaba me abandona, como ahora me ha abandonado, abro los ojos y me encuentro perdido, sin saber dónde estoy exactamente, y con miedo, mucho miedo, miedo a lo desconocido.

Pero como decía antes, estas semanas pasadas no han estado del todo mal, mirando en perspectiva, muchas cosas han cambiado, otras cambiarán y algunas permanecerán igual, porque hay cosas que nunca cambian, simplemente algunas cosas me superan, escapan a mi capacidad, requieren de un esfuerzo del que carezco, o al menos así lo creo yo.

Aunque pensé que los cambios traerían algo de paz a mi espíritu, no ha sido así, qué irónico! Cambiar tiene un precio.... siento una ansiedad tan grande, tan tan tan grande que se hace difícil hasta respirar, es como si tuviera una soga alrededor del cuello. Una angustia vital que me consume, estoy en un estado de colapso mental, como si caminara por una cuerda floja.... y a veces quiero caerme.... Nunca me había sentido así, demasiados cambios, el miedo y la esperanza son un cóctel mortal.
Cuando más cerca estás más lejos parece, cuanto más lo intentas más difícil se hace, cuanto más arriesgas, más pierdes. Si te alejas de la soledad te quedas solo. Si decides vivir más mortal te sientes. Quiero y no puedo, puedo y no quiero. No veo el principio ni veo el final, a mitad de camino de ninguna parte...

Qué largo parece el camino hacia la felicidad....

Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te
encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas

Pablo Neruda